Alegría es tomar un poco del otro para tenerse a si mismo
entretenido. Uno pocas veces es alegre sin serlo a costas de la carencia ajena,
allí es donde la paradoja es análoga al sadomasoquismo: saber que me gusta el
dolor, pero el otro disfruta con mi supuesto sufrimiento. Querer tomar la
esencia del otro resulta tal vez el acto mas deshumano jamás concebido como un
crimen. Oler pólvora cerca es que alguien ya sonrió, y la chispa hace estallar
la desilusión. El tener algo que dar para luego recibirlo hace natural que el
ser humano sea un sistema abierto permanentemente, pesar cadáveres para luego
oler rosas.
Uno quiere algo que alguien ya tiene, y algo es ofrecido
donde la carencia es necesaria para que lo primero exista. Algo no es nada sin
alguien que lo pierda o lo envidie, siendo las necesidades un círculo vicioso
de puros ególatras que sueltan para que alguien lo agarre. Así es como la idea
del comercio nos es tan humana, como también lo hacen los estratos sociales, o
el reciclaje de materia anímica en función de sujetos objetos. Los seres
humanos crean eso que no tienen porque les falta, dan eso que quieren recibir,
y aman eso que saben que no los quieren.
La carrera de la humanidad es una línea interminable de
necesidades, que alguien deja, otros desechan. El sociosistema del sujeto es
como un flujo de objetos en constante movimiento que nunca fue activado al no
tener un inicio específico.
A veces podemos pensar porque un actor recibe mas de lo que
da, como alguien trae mas miradas de las que da, o como un perro es acariciado
desde cachorro sin tener noción mínima de quien es quien, ni siquiera de donde
está. Lo primordial en todos los casos sería no apelar al estudio del detalle
del ganar algo, sinó del que perdió y quiere tener. Algo así como que la
carencia mueve al mundo: no habría un perro acariciado, si no hubiese un ser
humano que se dá el papel de amo, o no hubiese mirada hacia un hombre si una
mujer no desease ser mirada por éste.
Los seres humanos buscan eso: la alegría que les falta, y la
buscan a través de la falta de felicidad.