viernes, 29 de noviembre de 2013

Alegría es tomar un poco del otro para tenerse a si mismo entretenido. Uno pocas veces es alegre sin serlo a costas de la carencia ajena, allí es donde la paradoja es análoga al sadomasoquismo: saber que me gusta el dolor, pero el otro disfruta con mi supuesto sufrimiento. Querer tomar la esencia del otro resulta tal vez el acto mas deshumano jamás concebido como un crimen. Oler pólvora cerca es que alguien ya sonrió, y la chispa hace estallar la desilusión. El tener algo que dar para luego recibirlo hace natural que el ser humano sea un sistema abierto permanentemente, pesar cadáveres para luego oler rosas.
Uno quiere algo que alguien ya tiene, y algo es ofrecido donde la carencia es necesaria para que lo primero exista. Algo no es nada sin alguien que lo pierda o lo envidie, siendo las necesidades un círculo vicioso de puros ególatras que sueltan para que alguien lo agarre. Así es como la idea del comercio nos es tan humana, como también lo hacen los estratos sociales, o el reciclaje de materia anímica en función de sujetos objetos. Los seres humanos crean eso que no tienen porque les falta, dan eso que quieren recibir, y aman eso que saben que no los quieren.
La carrera de la humanidad es una línea interminable de necesidades, que alguien deja, otros desechan. El sociosistema del sujeto es como un flujo de objetos en constante movimiento que nunca fue activado al no tener un inicio específico.
A veces podemos pensar porque un actor recibe mas de lo que da, como alguien trae mas miradas de las que da, o como un perro es acariciado desde cachorro sin tener noción mínima de quien es quien, ni siquiera de donde está. Lo primordial en todos los casos sería no apelar al estudio del detalle del ganar algo, sinó del que perdió y quiere tener. Algo así como que la carencia mueve al mundo: no habría un perro acariciado, si no hubiese un ser humano que se dá el papel de amo, o no hubiese mirada hacia un hombre si una mujer no desease ser mirada por éste.

Los seres humanos buscan eso: la alegría que les falta, y la buscan a través de la falta de felicidad.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Tomás mi mano Vanina, lo hacés de tal modo que me sufre el cuerpo por el dolor que repara la felicidad de mi torso. Y tiemblo cada vez que lo hacés desmembrando mi mano, y así no huyo de vos, sinó que preferís quedarte con parte de mí, no conmigo. Es tentadora la opción de liberarme de vos, siempre y cuando tus tarifas se paguen con dinero, haciéndole burla a tus ganas de deberte sangre mientras me llamás a las mañanas en búsqueda de mi.
Vanina, sos tan irremediablemente hermosa, tu belleza de sirena nos hace tan pacientes, tan tristes a los dos. Nos vuelve algo tan lejos de ser enamorados que ya no entendemos lúcidamente el nido en el que dormimos a la luz de mañana, bajo la sombra de las sábanas que me das para esconder mis heridas. Sabrás cual es tu idea sobre mí, pero poco conocés el daño de la noche cuando es en el día que acariciás mis brazos, o poco sabés de las ganas de uir que me llaman desconosoladamente de vos, así como de los imperiosos gritos y murmullos que me exigen y me claman objeto del amor frustrado.
Sos un cielo de lluvia, las ideas te caen sobre los hombros, y hasta los codos soy un emblema de satisfacción, algo así como un vivaz cántico de aleluya, paz y deseo. Las ideas caen a tus manos, movidas por tu odio y ya no queda nada que me retenga cerca tuyo, mas que vos no misma, resonando tu voz por los pasillos y escaleras que me hacen vehículo del hedonismo hacia el afuera que no pisás cuando sos otra mas, alguien mas que solo vos.
Algunos días sos un cadáver, Vanina, sos un cielo esponjoso de una piel blanca, cual una vela casi consumida. ¿Y el fuego? El fuego, desaparecido, es parte de lo inerte que te deja sobre una cama, algo así como una vida que se escapa por el aire que tampoco está, tu alma es algo desaparecido y se escapa conducida por lo que no existe, convenciéndome de lo que no va a haber nunca, todo a través de lo que veo como si fuese real: una Vanina que no conocía fuera de los límites de tu cuerpo, pero si dentro de los límites de mujer.
Vanina se escapa y se vuelve dentro mío. Un pensamiento de mujer en cualquier hombre es una crónica de cómo amarla, sin importar en cuanto uno será amado; Vanina es un todo mental, es un día que comienza alucinando que uno puede ducharse y ella aparecer en la cocina desayunando a la espera de uno, y pueden terminar hasta que la luz se apaga, y los ojos quedan abiertos, buscando en la oscuridad su silueta, la de Vanina.

Vanina es lo que uno mas teme, surge de la nada en momentos de cólera como si fuese un pez esperando horas a una presa mas pequeña, surge de la noche en búsqueda de mi sexo como si fuese una medicina de au ánima, esperando siempre que yo me durmiese primero en mi propio descanso. Vanina es todo lo que amo y odio, y lo que espero ansiosamente para que me mate, pues esta falta de sueño y apetito es un delirio.

jueves, 14 de febrero de 2013

¡¡¡Mirá vos cómo la pegó este chabón!!!


-Sentite orgulloso, al menos te conozco.-(Risas en ambos)
Irónico pero sencillo, la verdad es que ser tan gracioso con su tinte particular debió de haberle traído toda esa suerte. O poray no. Hay quienes afirman que el éxito debe de ser como un momento de amor. Una comunión en búsqueda de lazos comunes, como si fuese una corrida interminable ante la histeria más enferma en pos del autoconvencimiento de que algún día lo obtendremos: Lo mismo pasa entre las minas y ésto, ninguna de las cosas son ni ni serán algún día tuyas, lo que cambia es el cómo de la persona. Este tipo no es "minoso", pero si Exitoso. Con Ustedes Julián Franzil, autodefinido bajo la siguiente idea (Mejor imposible):

"Hombre. 18 años de edad. Argentino él. Pensador suburbano sin estilo definido y en búsqueda del verdadero significado de vivir. Amante del rock, del cine y de la literatura. No teman en contactarse con él, no muerde... bueno, a veces."

La cosa es que estudia Periodismo hace un año. Se enamoró de la radio, de la tele... se enamoró de la vida, del poder ver las cosas y tirárselas en puño y letra; o a través de un parlante, a un transeúnte cualca. ¡Hace lo que le gusta carajo! El que no tenga la ambición de ser feliz en la vida no tiene derecho de vivir... Y este... este flaco la hizo re bien.
¿Periodista? Ni idea, que se defina él con su suma modestia me dá por las pelotas y consuma un montón de estupideces académicas que poco pueden llegar a decir de nosotros ¿Acaso no hay miles de artistas autodidactas?
¿Porqué no se lo podría oficializar de uno, sin la carrera terminada?
Le hizo una nota al señor Nito Mestre, sacándola en "Yo soy la morsa", una revista de Zona Sur, parte del grupo "La tercera", de Lomas de Zamora. Siendo la tapa de la edición vigésima novena la cara de Nito y el nombre del pibe como quién se gastó en fumarse todo el esfuerzo por el amor hacia su arte.
Además de eso escribió para fin de año una nota en la revista OCNI (Objeto cultural no identificado-nombre al cual le tengo mucha envidia por lo ingenioso que ha resultado) La cual es presente en las colectividades de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, en la cual Julián cursa sus estudios. Entrevistando a Daniel Gilardi, un músico del interior del país que vino a Buenos Aires a sacarse una foto con Spinetta (Ah, y de paso tocaron un rato) El periodista este sacó la nota para Ocni y se presentó en diciembre en la presentación oficial de la revista en el Centro Cultural Mujica, haciéndose cargo de su labor, brindando un lindo palabrarío insuficiente a todo su extenuante labor.

A todo ésto el hijo de puta tiene un Blog
allyouneedisblood.wordpress

jueves, 16 de agosto de 2012


Aubade es el regalo del jueves. Es una manera de festejar y de disfrutar algo que Carlos O´Connor, un artista plástico, un profesor, un tipo...un Tipo le acerca a muchos lo necesario como para darnos cuenta de que el jueves, como día de mierda que es, puede salir mejor.



Publicado desde el espacio de "jueves de dibujitos para grandes" que Carlos confía a sus "amigáceos", así definidos por el artista se encuentran los 25 cortos, incluído el del día de la fecha, dando vueltas semanalmente cayendo los jueves, entre la mañana, la tarde...  El día de hoy llega sorpresivamente ya caída la noche una actualización de las movidas del bloque de los cortos en su base madre facebook: 

"Tarde pero seguro llega finalmente este "25 JUEVES DE DIBUJITOS PARA GRANDES".
Llegamos a las bodas de plata!!
O a las bolas de plata??
Y no sé si recuerdan que este humilde ciclo fue gestado como contrapartida de que los jueves son un día horrendo.
Sinceramente debo decir que, en ese sentido, para mi funciona a las mil maravillas.
Cada jueves tengo la alegría de ocuparme de esto, de compartir mis fascinaciones, y he tenido la suerte de enterarme de que muchos de los Amigaceos esperan mis cortitos, algunos de mis alumnos los espían de mi muro (porque no pueden ver más que eso, no los tengo en contactos) y realmente me alegra saber que esto termina sirviendo para acercarme a tantos que no veo a menudo, y para acercarme a mi a algunas sensaciones dormidas y a algunos recuerdos por allí guardados. Inclusive, alguna de las cosas aquí escritas; han servido de inspiración para tal o cual cosa a este o aquel. Mirá vos que sorprendente...
Debo decir también que me gustaría agradecer a esos que con sus comentarios y seguimiento dichoso han hecho que me parezca que vale la pena continuar con esta sana costumbre de los jueves, a Griselda, Karina, Hector, Gonzalo, Juan, Lucía, Ludmila, Esteban, Federico, Joaquín, etc. etc. etc.
Acá les dejo entonces, como cada jueves desde hace 6 meses, uno de esos cortitos que me gustan a mi; una de esas historias simples, sencillas, bonitas e imposibles, que acaso sirven para reparar almitas, como quien pudiera repara pajaritos.
Abrazo y que lo disfruten!
"


Lo único para objetar es una gratitud por inciar el hábito de tener en el quinto día de la semana una locura por unos minutos de visiones del mundo de autores de todo el mundo plasmada en un cortometraje.

domingo, 24 de junio de 2012


Aburrimiento


Me miraban desde lo alto con aire despectivo, a la vez despreocupado. Tal poco locuaz, tal vez una suma de vulgaridad, pero me importaba un carajo cómo y qué significaron tanto para mí. Ver rostros ajenos pero tan propios se volvía desinteresado de mi parte.
            Saber lo fácil que me resulta reemplazarlos propagaba la ponzoña de mis venas que hacía de mi nómada vida algo cierto en sus cabezas.
            Los ojos aparentaban ese curiosismo tan propio y tan sobreprotegido , el cual me movió hasta dónde estaba ahora pero con cierta paz… o tal vez no era necesario averiguar, tal vez no se necesitaba detallar que tipo empático u hostil emocional reflejaban sobre mi, o sobre mi cuerpo, o sobre sus propios rostros. El saber que había algo mío entre ellos me hacía cada vez mas vulgar, cada vez menos yo, o cada vez mas ellos. Era estar ahí por el pleno morbo que parecía dibujarse en sus sonrisas: comisuras pequeñas que no podrían abrirse demasiado pero un distintivo de brillo podría verse ante la gracia que les propinaba mi prescencia.
            Por mi cuerpo se levantaba una carrera errática pero segura por parte del frío odio que llegó desde la espalda, no podía empatizar ninguna de sus felicidades. “¡déjenme en paz malditas bestias!” les he gritado mas de una vez, a la espera de una reacción, otra que intercambie la incomodidad que hacían mas insoportable a cada segundo por cualquier otro aspecto perceptible… cualquiera sea.
            Alguien encendió las luces.
            Alguien las apagó.
            Aprecié como miles de cuerpos yacían sobre mi cuerpo cadavérico al borde de la muerte viendo también cada rostro y cada figuración permitida haciendo de la vista lo mas provechoso y agradeciendo cada segundo de luz con cada parpadeo innecesario habiéndome arrepentido de la felicidad al oir una puerta abríendose y ver la luz luego de tantas horas y de tanto tiempo miedo  sabiendo ahora que solo estaba mi torso apretujado por la cabeza de alguien a quien he visto pero no recuerdo y por el pecho atlético de otro a quién he desechado de mi memoria por el simple asco que me regalaron al momento de saber que estaba en prescencia de muertos.
            Comencé a toser, a verlo todo con ganas de ser uno de ellos para no padecerlos. Vi como un montón de cuerpos muertos fríos, duros por la fermentación de su propia naturalidad, como todos ellos presionaban mi cuerpo.
            Sorpresivamente sentí punzadas sobre mi estómago y asimismo sobre mi cabeza. Senti el dolor que me proporcionaba haber reconocido todo. Cómo todo tenía su precio, cómo el conocimiento era perjudicial para mí, cómo envidié a la ignorancia.
            Creía imaginarme el dolor que había entre mis entrañas pero me era imposible. Irrumpí en vómito.
           
            -¿Y qué hacía este tipo acá, entre los maniquíes?
            -Definitivamente es un tremendo pelotudo, mirale la cara ¡Que asco ahogarse con él mismo!- Respondió.

martes, 5 de junio de 2012


¿?


 Verse a uno mismo caminando puede darle miedo.
             Esa extraña confusión de intentar ver o acaparar la idea de qué ocurre o ni siquiera eso, estamos confiados en que la única forma de ver alguna parte de nuestro cuerpo fuera de nosotros está en una fotografía o a través de un espejo podemos lograr esa vista “exterior” de nosotros mismos, haciendo una objetivización, tratando al cuerpo como si no fuese nuestro, sinó que nosotros seamos del cuerpo.
            Interminablemente desconcertante pude ver como mis piernas y brazos no eran míos, sinó eran de nadie, o propiedad de ellos mismos… anarquía total que recorría las mil imaginaciones de alguna ficción en especial, recuerdo de mi infancia proyectando las estúpidas imágenes de cortometrajes haciéndonos creer la posibilidad de esto.
            Era terrorífico como verme a mi mismo no me generaba ningún tipo de extrañamiento, o tal vez algo concentraba mis penas y no era verse vestido a uno mismo metros a la distancia en un día de otoño siendo éste un poco mas invernal de la imaginación que cada uno hará sobre el relato. Las hojas de los árboles no volaban, pero si lo hacía el frío nada prometedor que se veía como una herida en la piel de los hombres. Las manos secas y dolidas, los ojos llorando podían estar atentos a cualquier cosa mientras sufrían. Mis manos, sus manos estaban igualmente condicionadas: de uñas cortas y poco suaves en los bordes por el molesto hábito de morderlas cuando se hallan con una mínima variación de la forma… o esa quisquillosidad de ver la falencia en la redondez de las mismas y querer volverlas lo mas parecido a una uniformidad propia del cuerpo. A metros de distancia, un hombre que era yo que sin necesidad de girar conocer mi espalda me hace, nos hace a todos muy interesantemente estúpidos, irónicos y paradójicos al saber que vemos al mundo desde nuestra cabeza, desde la cuenca de nuestros ojos y sin embargo en una imagen sabemos reconocer nuestro cuerpo de espaldas siquiera cuando nunca vemos nuestro cuerpo mas de cuatro o cinco veces al día.
            Reconocernos objetivamente tal vez nos ayude a dilucidar esa manía de saber quién es quien o también quien nos vé como qué. “Esto soy yo” y me enseñé lo poco atractivo que me encuentro.
            El verme a mi mismo canceló traumas pasados y generó ascos nuevos. Saber que la estética nos condiciona a saber los estándares para conocer las nóminas que la gente considera bellas o no… Me dio mas rechazo al mundo todavía.
            Verme de espaldas, dije antes, no era lo único que me invitaba a no dejar de mirar y horrorizarme. Mas allá había un anhelo o tal vez una figura suelta entre el espacio, la bruma y el frío. Y ésta figura deambulaba no queriendo acercarse a él o a mi, o tal vez reconocí eso por las ganas de quedarme a observar y asimismo las opciones de irme de esa incomodidad que nos genera el acercarse al desastre, a la pérdida total.
            La figura se perdía y yo también, o él. Todo volvía a ser una simple mañana arrogante.
            Ser parte de un sueño no es nada grato a mi parecer.





Estupidez

sábado, 2 de junio de 2012


Lola


Lola recae junto a mis piernas y besa suavemente aquel rastro de que estuve afeitándome hoy a la mañana. Sentir sus labios en mi piel conmueve a quien sea. Es imposible no notar como la escena sensual promete tanto cariño y tanto deseo. Es imperdonable poder vivirlo sin pensar en las múltiples ocurrencias de cómo haber muerto para estar agonizando y tratar a esa inocente realidad como un calmante para el dolor que pueda estar sintiéndose. En fin, Lola besaba mi rostro.
            Haría algo mas de la eternidad misma que yo conocía el sabor de sus labios, no era necesario degustarlos para saber que no se trataba de una ficción, de una simple idea de que nos era imposible ser felices a los dos. Lola tenía todo ese placer que alguien podría soñar alguna vez con. Yo era simplemente yo. Lola besaba mi rostro desnudo.
            Sabía ciertamente que sus labios enarbolaban el abuso erótico de la carne disponible en ellos… conocía tan bien como sobresalían sensualmente de la mediocridad a la que todos no aspiran pues la consideran propia del ser. Yo estaba siendo acosado por una boca, creatura divina o exageración de la voluptuosidad. Una linda bailarina con dos comisuras que ocultaban la felicidad propia. Sentir como cada segundo hacía de mi sonrisa más amplia y pronunciada hacían de Lola tal vez una mujer mas feliz todavía.
            Lola besaba mi rostro. Los cuerpos inertes y desnudos mantenían su reposo, no teníamos intención de acercarlos ni un segundo ni un centímetro más. Estaban inertes pues Lola me besaba y tal vez eso era todo lo que necesitábamos. Estaba inertes pues no era necesario sentir mucho mas. Todavía estábamos quietos. Y el silencio hacía que el aire se torne mas cálido o tal vez abusado por la respiración agitaba de ambos. Sentir como su pecho deseaba estallar y el mío respondía igual ante sus caricias y hacer caso omiso a esta señal nos dejaba en plena conciencia de que todo estaba bien y se necesitaban cada vez los inertes cuerpos que yacían bajo las sábanas.


            Desnudos y no mas inertes ahora podrían tenerse, olerse, comerse, sentir la ceguera pero sin embargo darle un paso en falso al simple hecho de avanzar y hacerlo para llegar mas allá, mas allá que nunca antes. Desnudos pero vestidos con la vida como única prenda dedicada a ser testigo de si misma, se encontraban uno sobre el otro, o viceversa sin importar quien era qué… o si un error hacía de ellos uno… o ninguno. Pero sin importarles ninguna de estas ideas sacaron a las ideas de sus cabezas para fomentar otras y mas nuevas en sus vidas. Dejar idealismos de lado y continuar como si se empezara todo nuevamente o si fuese un inicio realmente.
            Veían como las sábanas estallaban bajo el fuego y todo era nada o nada era todo. La oscuridad los recobijaba sin que ellos lo supieran o importase acaso. Lola y su amor estallaban en el sueño profundo nuevamente para seguir viviendo.