Señales
Alegó contra mi
cordura y de soslayo obtuvo un ademán, cínico por su proceder.
Y eran las siete
y media y ese día poco habría dormido… pero ya no recuerdo, últimamente duermo
poco y olvido demasiado. Escucho mucho de algunos, susurro poco de todos pués
me oyen como yo a ellos. A veces en la ducha, donde uno puede interpretar una
tina honda hasta la mitad para sumergir el cuerpo lleno de impurezas del día
anterior, aquellas que no se quitan con solo el higienizarse mediante métodos
modernos y aprobados por aquellos doctores nerviosos de anteojos inmensurables
en un cráneo común y corriente. El agua oficia en un abrir y cerrar de ojos de
un mar que deja descansar todas nuestras penas. Asimismo nos relamemos de ganas
de hablar con nosotros mismos, o con una entidad presente (pues siempre me oyen) A fin de cuentas
podrían haberse tomado la molestia de ejercer el impetuoso acto de espiarme a
través de la puerta, y no escucharme por doquier, como acostumbraban
¡MONSTRUOS!
Hace ya meses que
no oigo, junto con el chapotear de alguna gota despavorida y desprolija, mi
voz. Evito intentar hacer oídos sordos al tiempo en que la ligera esperanza de
saber que está mal todo lo que sucede. Ya no comprendo el todo, sinó que existe
algo mas fuerte que mi persona todavía quizá… que … tal vez sea la única dueña
de mi conciencia.
Eso significa que
en caso de incinerar estas letras aún existirán todas las emociones aqui
plasmadas.
Y alguien las
sabrá.
Ricardo.
Mi nombre es
Pablo, y al igual que mi cuerpo, poco importan estas presentaciones formales a
las que nadie de ahora en más hará caso. Una persona en mi condición nunca
volverá a ser siquiera requerida por su denominación de pila… En caso de ser
requerido un “mamá” “papá” “tío” con eso es suficiente, ya no nos queda mucho.
Mis compañeros
saben que el único futuro, si es que lo existe, es aquel que les permite
sobrevivir y nada mas. Ellos comprenden lo poco que me importa la pierna herida
del cuerpo de Pablo, o el codo que ahora
es la extremidad derecha superior de mi cuerpo.
Sin embargo hablo
de gente que me escucha como yo a ellos; de Seres que invoco para obtener
sabiduría o paciencia; dialogo con seres de carne y hueso.
Sin embargo sigo
solo.
Dolido.
Sasasssass.
De noche uno no
puede mirar al techo pues no imagina que clase de estrafalaria criatura puede
estar acechando a nuestra serenidad. Siniestro. Podríamos estar convencidos de
que nuestro cuello desnudo por el excesivo calor ha de estar seguro mientras
desenfrenadamente evitamos mirar hacia arriba, cuando comprendemos lo Siniestro
que puede resultar la inseguridad de estar avalados por el miedo solo para no
querer subir la mirada y comprender que, junto con la puerta cerrada y una
tonelada de obstáculos en cada habitación, no hay un escape de esa criatura que
nos viene escuchando desde hace tanto.
Ahora resulta
imposible recurrir a la idea de que esto es una mera sugestión ¡Si me viene
persiguiendo desde hace años, buscándome en los momentos mas vergonzosos, mas
aterradores y mas desgarradores tales como para no poder salir de una sala
llena de caminos sin salida y saber que tomar cualquier decisión daría por
resultado final un encuentro único y desfavorable con este oyente eterno que
cada uno porta y que sabemos que existe y hay uno para cada uno!
Yo sigo solo,
mientras trato de oír a la espantosa criatura que me acecha pegada al techo.
Con sus mandíbulas ya dispuestas a desgarrar la carne y concebir un festín
congraciado de un baño de sangre que alborotará a toda la comunidad, sabiendo
ellos mismos que corren el mismo peligro que yo.
Cuando esta
bestia tenga la voluntad de comenzar la hemorragia todo habrá cesado y no
habrán mas susurros de los necesarios para que sepan cuando deben mirar hacia
al techo y saber que dormir con una sábana no será suficiente para que algo los
arrastre debajo de la cama.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar